por Hugo Bruschi en el Año de la Dignidad.
Desde el aire que
respiramos hasta la seguridad inversora, pasando por la amabilidad de la
gente y la tranquilidad que invitan a vivir en este país, han sido sólo
algunos de los elogios que nos dispensan agencias, diarios, revistas y
canales y seguramente hasta alguna estrella de la pantalla.Los que antes
nos ignoraban, ahora nos glorifican y nos llenan de halagos. El cúmulo
es tan grande, que resulta imposible recordar todos los galardones que
nos llegan desde el exterior. A Bolivia-Ecuador y Venezuela - de Cuba ya
no hablemos - les pasa todo lo contrario. Alguien se habrá preguntado
porqué?
Pero sin embargo, todas estas maravillas a que nos hacen
acreedores alegres y orgullosos, contrastan un poco con la visión que
nos dan los políticos cuando se refieren a la Justicia. Unos diciendo
que "se equivocan feo" otros hablando de "garrones" y otros desconocen
la causa "por la que fueron procesados". Y esto es grave, casi alarmante
diría yo. Pues póngase Ud. Amigo lector, en el lugar de alguien que
seducido por todas estas virtudes señaladas más arriba, esté preparando
sus valijas para venirse. Se radicaría Ud. en un país donde la justicia
tiene muchos rostros y en donde la gente no sabe porqué va presa? Yo no
le aconsejaría correr el riesgo, más cuando esto se asegura desde el
mismo gobierno. Se sintiría Ud. seguro en un país con estas
características? Yo nó. Entonces que es lo que está pasando, que señales
le enviamos al resto de la Sociedad cuando el mundo político duda o
teme de la justicia? Qué queda para nosotros? Necesitan acaso una
justicia ajustada a sus intereses y de vista gorda? Una justicia que
tolere lo que a otros le cuesta cárcel? Qué funciones tan riesgosas
llevan adelante estos gobernantes, que el Sr. Mujica dice "que tienen
una espada de Damocles sobre sus cabezas" que invitan a no hacer nada?
Hubieron hombres como Enrique Erro, que fueron diputados, ministros y
senadores y jamás cuestionaron esos mecanismos legales, pensados
precisamente para evitar el abuso de funciones. Y que tienen que ser
bien severos, puesto que ellos son los encargados de legislar. O sea que
cualquier omisión en este sentido, es más grave aún que la que pudiera
cometer un simple funcionario estatal. Un Enrique Erro que se cansó de
denunciar corruptos entre ellos algunos ediles del propio FA, que ya por
entonces pareciera ser, tenían ciertas inclinaciones reñidas con el
discurso.
Qué cree Ud. Amigo lector pudiera pasarle, si como
encargado de la parte económica de una empresa, le ocasiona pérdidas
millonarias? Le organizarían desde la misma empresa una marcha de apoyo,
en donde los trabajadores desocupados por quiebra vayan a aplaudirlo? Y
si lo procesaran porque se constató delito, diría Ud. que no tiene nada
que ver? Sin embargo en el Uruguay estas cosas están bien vistas y
reciben el apoyo de gobernantes y correligionarios. Gritos y aplausos,
marchas y caravanas. Un vice-presidente que pretende "recordar todos los
días" a estos héroes, tal si se tratara de algún líder recientemente
desaparecido físicamente. Y lo que es más triste aún, nadie se pregunta
en voz alta porqué el mundo político necesita reglas de juego
especiales, muy distintas a las del resto de los habitantes. Que el
abuso de funciones da lugar a confusiones, es un fenómeno nuevo que se
ha incorporado al quehacer político y que antes jamás fue obstáculo para
gestión alguna, si es que ella se hacía como se debe hacer. Existen
otros abusos de funciones de los que nadie habla y que son mucho más
importantes. El abuso deliberado que se hace de las potestades, cuando
se antepone la justicia de entrecasa al derecho internacional,
contrariando todos los díctamenes en materia de delitos de lesa
humanidad y declarando delitos comunes a delitos permanentes cometidos
por el Estado.
En fin, como quiera que sea quien decida venir a vivir
a "esta perla escondida en el Sur", debería preguntar primero que
justicia le corresponde, por las dudas......