jueves, 24 de junio de 2021

Se acabó el recreo!

 


 

por Hugo Bruschi

Después de algunos días de descanso obligatorio, nos volvemos a reencontrar con nuestros amigos -que no son muchos pero "bien montados". Durante este recreo, tuvimos oportunidad de leer en la prensa, sobre algunos hechos muy curiosos que se registran en RODELU. Curiosos a los ojos de algún extranjero, como los de un amigo que viajó hace unas semanas por razones de trabajo, pero no para nosotros pues ya estamos acostumbrados. Nacimos y crecimos y tal vez moriremos en medio de este circo llamado Política Uruguaya. Citaremos algunos ejemplos:

LA VACUNA ha encontrado expertos por todos lados, expertos que jamás pisaron la Facultad pero que se han recibido en las redes sociales. "Mi cuerpo es mío y sólo yo decido que le pongo o no le pongo". Muy buen argumento si el dueño de ese cuerpo viviera sólo en medio de la selva o en una isla del Océano. Pero ese señor o señora vive en una comunidad y por tal convive diariamente con otras personas a las que una vez contraído el virus, contagiará inevitablemente. QUIEN LE HA OTORGADO A ESE SR. O SRA. EL DERECHO DE PONER EN RIESGO LA VIDA DE LOS DEMAS? Vacunarse es un acto de responsabilidad y más aún, un acto de solidaridad con el resto de la gente. Pero el negocio es estar en contra y para ello se emplean argumentos que en otros paises llamarían a la risa.

LA POBREZA también está jugando su partido. Nunca se había visto en el país tanta pobreza según alguna gente. DONDE ESTABAN LOS POBRES ANTES DE LACALLE POU? Estarían escondidos, estarían desimulados en las estadísticas y las cifras edulcoradas? Porque yo no puedo creer que en tan poco tiempo se hayan multiplicado de tal modo. Los que antes la escondían, los que antes nos decían que la gente duerme en la calle porque le gusta, ahora hacen paro en medio de una pandemia para reclamar cualquier cosa. Eran tiempos en donde los cantegriles o villas miserias tenían otro nombre. Se les llamaba barrios carenciados, asentamientos, etc.

EL FUTURO no es demasiado alentador. Personalmente no albergo demasiadas esperanzas. Esta sociedad está enferma de muerte y ya nada ni nadie podrá salvarla.