lunes, 15 de diciembre de 2014

Un vintén pal' Judas...


por Hugo Bruschi en el Año de la Dignidad.

Aún recuerdo aquellos lindos tiempos de la infancia inocente, cuando corríamos en busca de ropa para vestir al Judas. Unos llegaban con medias, otros con pantalones, otros con zapatos, medias, camisas, sacos y hasta una bufanda, a pesar que estábamos en verano. En fin, para nosotros era toda una obra de arte, destinada a competir con otros Judas que otros niños tenían sentado, algunas cuadras adelante. Lo recaudado era invertido en "bombas brasileras" que por entonces eran las más efectivas y a medida que ardía el muñeco, producían un verdadero estruendo que según la tradición, tendrían un efecto intimidatorio, para todo aquel que pensara traicionar a alguien.

Los tiempos han cambiado y hoy la recaudación, ya no se invierte en cohetes ni bombas. En la puerta de un Supermercado, pude escuchar a una piba de 14 o 15 años hablando en su celular y dando cuenta del éxito monetario. Al instante, llega una moto con un carrito cargado de Judas. La chica tomó el suyo y se subió a la moto, llevando la tradición tal vez hacia otros barrios. El motivo original, es recordar la traición de Judas a Cristo y simbólicamente a la traición del personaje escogido para ser Judas. Así lo festejan en otros paises. Para el caso uruguayo, pueden haber tantos Judas como traidores, aunque por lo general siempre hay alguno que destaca sobre el resto. O sea que la elección quedará a cargo de quienes quieran continuar con este ritual. En esos paises de habla hispana y por tanto profundamente religiosos, son los habitantes de la Ciudad quienes eligen al traidor del año, para prenderle fuego. En Uruguay por suerte, son los niños quienes rellenan sus Judas, sin sospechar o preguntar quien es quien, pues de hacerlo tendríamos que llamar al Cuerpo de Bomberos. O sea que los uruguayos en ese sentido, somos más civilizados y no andamos con estas cosas de la historia o de la costumbre. Y hasta hemos llegado a confraternizar con el traidor. Después de todo, el que esté libre de culpas que arroje la primera piedra, como nos enseñó Jesus. La traición aquí, parece formar parte de la viveza criolla. En el único lugar que las traiciones están vedadas, es en el fútbol. Si sos de Peñarol, no te pases al "Bolsillo" porque te prenden fuego. Y viceversa. O sea que excluidos estos casos de traiciones graves, no hay nada que temer.

Nuestra historia registra un buen número de Judas, que sin embargo fueron reivindicados más tarde, como héroes nacionales. Basta echar una mirada a los monumentos y avenidas, para comprobarlo. Así que no hay que tomarse muy en serio, estas cosas de traiciones que terminan en la hoguera. En una Sociedad democrática como la nuestra, las urnas se encargan de lavar los pecados y a diferencia de los Pueblos bárbaros, aquí un Judas puede llegar a ser Ministro......