por Hugo Bruschi en el Año contra la Impunidad.
Después de
muchos años, en donde confiamos la búsqueda de nuestros hermanos
desaparecidos, a las distintas comisiones que fueron surgiendo para
entretener dicha búsqueda, y en el fondo darle razón a Mujica cuando
dice que "la verdad llegará cuando estemos todos muertos", la
organización de familiares ha decidido tomar la iniciativa. Y lo hizo
dirigiéndose directamente a los posibles testigos, a los posibles oidos
que escucharon relatos sobre enterramientos, en lugares aún no
inspeccionados.
Jamás nos golpeamos el pecho cuando tenemos razón,
mucho menos esgrimimos la potestad de la verdad, ni patentamos las
ideas. Pero es justo decirlo, la humilde Vidriera dijo hace algún
tiempo, que había que intentar otras vías de información, que esa
información trascendía los límites estrechos de salones oficiales, que
había que llegar a ella como fuere. Felizmente alguien tuvo la misma
idea,por lo que no estábamos tan equivocados. Volvemos a repetir que no
interesa saber quien llegó primero, lo que importa es si la idea es
correcta.
Y también dijimos que esa información se encontraba en los
barrios aledaños de los cuarteles, en el vecindario, entre los
familiares de los soldados, entre esos mismos soldados de vivir aún y en
los boliches de existir todavía. Propusimos que el propio Presidente en
persona llegara hasta esos barrios, tal cual lo hace cuando de pedir
votos se trata. Sería una forma de ofrecerles respaldo oficial, una
garantía para quienes aporten información, una forma de decirles que el
silencio los hace cómplices sin haberlo sido antes, una forma de
decirles que la cosa va en serio. Incluso propusimos una línea
Telefónica codificada para mayor seguridad del denunciante. Y lo que
resultaría mucho más atractiva la tarea: Una recompensa de 50.000
dólares para quien llegara con el dato preciso. Estamos convencidos que a
50.000 dólares no hay secreto que se resista. Y aquí viene a cuento
aquella anécdota que ilustraba un secreto a voces: "......yo le dije, te
lo cuento pero tu boca tiene que ser una Tumba. Al otro día el Pueblo
era un cementerio".
Las denuncias siguen llegando a las parroquias y a
la sede de Familiares. Y llegan por decenas, sólo falta exigirle al
gobierno el anuncio de una recompensa. Sería una forma muy eficaz de
aceitar los mecanismos de la memoria.
Siempre que se ha hablado de
las famosas comisiones, surgidas de los mismos gobiernos que se negaron a
anular la Ley de Caducidad, hemos escuchado el mismo argumento: " no se
puede rechazar a priori ninguna instancia" y al final siempre estuvimos
a la espera de lo alcanzado por esas comisiones. Y el mensaje fue
inequívoco: " hasta aquí hemos llegado".
La Vidriera comparte el
argumento, no rechazamos ninguna instancia, pero no le dejamos la
iniciativa. A nuestros hermanos los encontramos nosotros, los que
tenemos la autoridad moral suficiente para intentarlo, los únicos
verdaderamente interesados en hacerlo. Por fin ahora sí creemos, que la
búsqueda va en serio, que estamos por el buen camino.