miércoles, 16 de julio de 2014

La industria carcelaria

por Hugo Bruschi en el Año de la Dignidad.

Ya en los días previos a la famosa visita de nuestro presidente a los EEUU, acompañado de altos funcionarios y empresarios, advertimos desde estas páginas que entre los cometidos oficiales, estaría la importación de un modelo carcelario que funciona a las mil maravillas en aquellas tierras del norte, en donde ha alcanzado un status que también se refleja en la bolsa de valores, como lugar seguro a la hora de las inversiones: LAS CÁRCELES PRIVADAS. Y esta nueva industria que con tanto éxito - para quienes manejan el negocio - se ha desarrollado a lo ancho y largo de aquella democracia , ha despertado un inusitado interés por parte de nuestros gobernantes. Y ésta como todas las industrias necesita materia prima, en este caso presos y aquella es una Sociedad que por sus características ofrece una fuente inagotable de las mismas. Negros, latinos, indocumentados o inmigrantes ilegales como les llaman, gente que va presa por sospecha de ser sospechosa. No es casual por tanto, que por las calles de EEUU transiten 10 blancos por cada negro, pero que en las cárceles la proporción resulte inversa y tenemos 10 negros por cada blanco. Pero esta idea original que cuenta con subvención estatal, va mucho más allá. Los presos son empleados como mano de obra barata, lo que implica que muchas empresas destituyan trabajadores, al ver por donde viene el negocio.

A diferencia de los EEUU, en Uruguay recién se está experimentando este modelo y para ello es menester crear el clima propicio, es decir instalar el miedo en la población y una sensación de inseguridad alimentada por la prensa. Ya por ejemplo el Ministerio del Interior nos advierte que el delito crecerá y se están buscando acuerdos con los Partidos políticos para ver como enfrentar el peligro. Pero cual es el delito que más preocupa a nuestras autoridades? Suponemos que no será el delito derivado de las drogas, pues el argumento esgrimido para legalizarla fue precisamente que de ese modo acabaríamos con la competencia desleal. Serán entonces los delitos derivados de la pobreza? Y a quien perseguiremos, a los pobres o a la pobreza? Bueno, a esta altura de los hechos y acuerdos con los EEUU, todo indica que serán aquellos los elegidos. Uno se pregunta si existen estudios serios que demuestren en cabalidad y con cifras, el aumento del delito comparado con otras épocas o sólo se trata de imponerle miedo a la gente, que justifique cualquier medida represiva en lugar de atacar el problema en sus orígenes.

Hubo un tiempo en Suecia, en donde todos los delitos eran cometidos por inmigrantes. Y al parecer los supermercados eran su objetivo preferido. Eso fue por lo menos, lo que nos informó la prensa, hasta que un Jefe de Policía decidió poner las cosas en su lugar: La lista de robos, contrariamente a lo que la gente fue inducida a creer, la encabezaban los jubilados y pensionistas condenados a vivir con la tercera parte de los ingresos que percibían antes de jubilarse. Por ello deberemos tomar siempre con pinzas ciertas campañas histéricas. No pediremos claro está, que el Jefe de Policía del Uruguay nos diga que los robos más cuantiosos se registran lejos del barrio marginado. Ni que la lista no la encabezan los chicos malos del cantegrill, sino que estos delitos se dan en esferas respetables de la Sociedad y entre gente que tiene buenos Amigos en las esferas del poder político.

En los años 79-80 en Río de Janeiro, hizo irrupción en escena un justiciero llamado MAO BRANCA, quien se encargaba de terminar con los delincuentes. No ya de "respirarles en la nuca" como aconsejaba Rafael Michelini en un programa de televisión. Y este personaje que no era sino un periodista policial, recibía nombres de delincuentes o sospechosos de serlo, a los que luego "marcaba" en las páginas del diario. La idea era original: él escribía las cartas que supuestamente le enviaban los vecinos de tal o cual barrio agobiados por los robos, mencionando el nombre de los delincuentes responsables. Luego llegaba el Escuadrón de la Muerte, los ataba con alambre y rociándolos con nafta, le devolvía la tranquilidad al barrio. En algunos casos tuvieron compasión de sus víctimas y los mataban a balazos para ahorrarles sufrimientos. Desde ese entonces, la delincuencia se multiplicó por 1000, en relación directa a la pobreza. Por ello no creemos en la represión como forma de resolver estos problemas, sino más bien creemos que es una forma cínica de eludir responsabilidades y buscar las soluciones desde una perspectiva humanitaria. Pretenderán acaso que los Centros de destrucción infantil, llamados eufemísticamente de "rehabilitación" puedan devolver a la Sociedad seres humanos integrados?

Pero lo que más duele y no deja de asombrarnos es, que hombres de pasado "revolucionario" que decían luchar para erradicar las consecuencias inevitables de una Sociedad injusta, hoy se aferren a estas políticas con tal entusiasmo que debe sorprender a más de un representante de la derecha más reaccionaria. Cree realmente esta gente en estas soluciones o estamos en presencia de individuos dispuestos a cualquier cosa con tal de conservar sus privilegios y sus sillones?