por Hugo Bruschi en el Año de la Dignidad.
Los más veteranos
recordarán, aquél tiempo en donde Ud. como cualquier hijo de vecino,
pudo haber pertenecido a la CIA sin saberlo. Sin haber pedido ingreso,
sin sueldo que por lo menos compensara los riesgos y sin contactos a
quien recurrir en caso de apuros. De ahí que muchos sufrieron algunos
castigos, sin tener quien los defendiera. Eran tiempos peligrosos,
alcanzaba con discrepar públicamente en alguna asamblea, en el seno de
algún sindicato o lugar de trabajo, con la conducción sindical asociada a
los intereses del Partido Comunista Uruguayo, para pasar a integrar las
listas de esta temida agencia de espionaje. Los más conocidos agentes
de la agencia, fueron por entonces los pocos trozkistas uruguayos, que
seguramente de vivir, recordarán este encuadre involuntario que debieron
soportar por mucho tiempo. En cierta ocasión, una vieja militante
comunista y compañera de trabajo a quien yo quería mucho, me dijo al
oido: Hugo, tené cuidado con fulano que es agente de la CIA. Recuerdo
que le respondí: Mire fulana, Ud. no debería subestimar a la CIA.
Por
suerte esos tiempos han quedado atrás y hoy ya nadie pertenece a la CIA
y seguramente la agencia que a esa altura ignoraba tener tantos
miembros gratuitos, seguirá reclutando sus colaboradores en otros
ámbitos insospechados, de traición al movimiento obrero o a la causa
"socialista". Hoy el peligro ya no pasa por pertenecer a la agencia, por
el contrario, tal cual están las cosas y las buenas relaciones con la
embajada de aquél país, casi podríamos afirmar que se trataría de mérito
de relevancia en la foja de servicios. Hoy deberemos cuidarnos de no
ser "reclutados" por el enemigo rosado. Cuántos de nosotros críticos con
esta forma de entender la izquierda, ya no estaremos en esas peligrosas
listas? Yo acostumbro entrar a Facebook de vez en cuando, y pude
comprobar como debajo de alguna crítica bien fundada acerca de tal o
cual hecho, sigue una respuesta de este tenor,por ejemplo: " vos y tus
rosaditos no fueron mejores" o "llora, llora rosadito, en octubre te
rompemos el culito". Como verán, la discusión ideológica ha alcanzado
muy buenos niveles. Por supuesto, que quienes así opinan no son - tal
vez por su edad - ni jamás han sido militantes de izquierda. Se trata de
un estado emocional, una suerte de Colombes incorporada al debate
político, hinchadas desocupadas que necesitan encontrar un lugar donde
gritar sus goles. De ahí, que todo aquél que se atreva a llamar las
cosas por su nombre, correrá el riesgo de integrar automáticamente las
filas "rosadas".
Pero así como la mentira tiene patas cortas, cada
vez son más los uruguayos que despiertan. Gente que en su mayoría
depositó su confianza, sus espectativas y esperanzas en esta fuerza que
ahora los defrauda y pone de manifiesto con sus actos, que en nada se
diferencian de los Partidos tradicionales. Si alguna diferencia existe,
radica en el discurso. La corrupción ha alcanzado tal magnitud, que ya
la gente duda quien es el mal menor, pues todos son iguales hacia abajo.
Sólo quedan los que esperan alguna prebenda o regalía, los que están en
alguna jodita disfrazada de proyecto, etc.
Así que deberemos estar
atentos a los acontecimientos, pero manteniéndonos higiénicamente al
margen, para no resultar salpicados cuando estalle la bomba de mal olor.
Vaya comprando perfume por si acaso.... y cuídese que no lo recluten
sin consultarlo.....