por Hugo Bruschi en el Año contra la Impunidad
Hubo un tiempo,
en que el abecedario celeste no pudo cumplir con la tarea para la que
fue creado. Un tiempo en donde determinadas letras destacaban del resto y
adquirían una importancia tal, que podían determinar el futuro de las
personas. Podían decidir sobre su "idoneidad" - para usar un término de
moda - para revistar en la función pública e incluso en la privada,
donde no era aconsejable mantener en la plantilla laboral, a ciertas
letras peligrosas.
Y dentro de ese complejo panorama, en donde los
ciudadanos eran clasificados con las letras ABC, hubieron claro está
quienes fueron beneficiados con la A, que era como sacar la "grande" o
por lo menos el 5 de oro. Y para esa delicada tarea de reunir méritos,
mucha gente apeló a ciertos recursos un tanto reñidos con las buenas
costumbres: LA DELACIÓN.
Recuerdo que 1975 fue declarado Año de la
Orientalidad y fue precisamente el año donde se registraron más
"orientalidades". Bastaba observar las citaciones a la calle Maldonado o
a Jefatura para comprobarlo. Allí el delatado tendría que explicar con
satisfacción para sus interrogadores, del tenor de la acusación sobre
sus actividades sospechosas. De acuerdo al resultado de aquellos
interrogatorios, sería la letra recibida que lo habilitaba o nó, para
seguir trabajando. "Por algo lo habrán citado" era común escuchar en los
lugares de trabajo.
De todos modos es justo reconocer que fueron más
los que aprobaron con buena nota, que los rechazados. Uno de aquellos
llegó a Presidente de la República, lo que habla a las claras de los
méritos reunidos a su foja de servicio. Y este hombre una vez pasada la
etapa dictatorial y haciendo gala de su buen olfato a la hora de los
negocios, eligió al Frente Amplio. Nó por un problema de principios,
sino porque aquél olfato le decía que Blancos y Colorados tenían los
días contados. El Pueblo no los quería más. Y así fue que este hombre
llegó a la presidencia, luego de haber sido Intendente por Montevideo. Y
con él se vino toda aquella gente que la balconeó en los días difíciles
y quienes también como él apoyaron a la Dictadura. Fue un negocio a dos
puntas, pues quienes miraron para el costado cuando se mencionaba su
pasado, vieron en este candidato el hombre ideal para ganar una
elección: estaba autorizado y apoyado por Wáshington, el Fondo Monetario
y el Banco Mundial.
Se puede pedir más?
Por todas estas cosas, La
Vidriera no entiende como mucha gente aún espera de este individuo
medidas de izquierda. Este hombre de izquierda tiene el brazo o la
pierna y la gente que lo votó otro tanto. Y por ello ganaron, le dieron
la oportunidad a aquellos que apoyaron la dictadura, de reivindicarse
para la platea. "Yo soy del Frente" me confesó un delator algunos años
más tarde. Si será tentadora la oferta, que hasta un ideólogo del
Escuadrón de la Muerte llegó a diputado y se saca fotos con el mismo
Tabaré Vazquez! Uno a veces se pregunta que suerte hubiera corrido
Amodio de pertenecer al Frente Amplio, lo habrían denunciado, lo habrían
procesado? Siempre me quedó esa duda.....
Un hijo me decía: "si esta
es la izquierda, la derecha está demás" y no le faltaba razón. Sin
olvidarnos claro está, que el gran negocio, la gran estafa está
consolidada y legitimada por una idea original: Hacerle creer a la gente
que se trata de un proyecto de izquierda en donde todo el mundo tiene
cabida (aquí no se pregunta nada) y por tanto la mejor alternativa a una
"derecha" fuera de época, en donde sus representantes son tan burros
que con abrir la boca ya le están haciendo el juego al Frente Amplio. Y
es allí donde la gente piensa con razón: "para semejante candil, es
mejor seguir a oscuras" o "estos son malos, pero aquellos son peores",
en una competencia a menos, hacia abajo. No me digan que el proyecto
progresista no es original.......