sábado, 18 de mayo de 2019

Indignidad arriba, regocijo abajo




por Hugo Bruschi

Confundieron a Aparicio Saravia y sus desvelos. De la Dignidad Arriba y de la Patria para Todos o para Nadie, nos quedó este país en manos de mercaderes vendiendo la nación. Sin embargo algo permaneció incambiado: EL REGOCIJO ABAJO.

Ya no hay más explicaciones, ya no pueden quedar dudas, el pueblo prefiere tomar agua podrida y pagar por ello, que salir a las calles a decirle a estos individuos: EN MI NOMBRE NO VENDERÁN A MI PAÍS, EN MI NOMBRE NO ENVENENARÁN LA SALUD DE LOS URUGUAYOS.

El acto del viernes 17 en Pza. Independencia, dejó en evidencia que la dignidad es cuestión de unos pocos, no contó con el apoyo masivo que se merecía. Tenían que haber llenanado la plaza, como lo hacen en otras ocasiones para escuchar y aplaudir mentiras o para festejar el triunfo de algún equipo de fútbol. Y es cuando aflora a nuestra memoria, una frase que antes nos negamos a emplear pero que la realidad afianza e impone: Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Quienes venimos desde lejos, nos pasamos una vida buscando y dando explicaciones sobre determinadas conductas colectivas, al extremo que algunas ya se habían convertido en un tema tabú. Y te hablaban de conciencia, de que los medios de información están en las manos de ellos, que se trata de procesos, etc. Poco menos que terminaban acusándote de cortoplacista o burgués radicalizado, aunque fueras un laburante. ESE TIEMPO YA PASÓ POR LO MENOS PARA MÍ. Hace muchos años que dejé de hacerme la paja. Un pueblo que aplaude a corruptos y vendepatrias del color que se vistan, no es víctima de nada sino cómplice de todo.

Y aquí nos jodemos todos y joden también a las futuras generaciones, comprometiendo a los jóvenes que vendrán, a asumir las consecuencias de lo que les dejamos y no supimos o no quisimos combatir. Muchos de nuestros desaparecidos y muertos, pagaron con su vida lo que sus abuelos y sus padres no hicieron en su momento. Y la historia se repite lamentablemente. Siempre buscando excusas para nada hacer, siempre engañándose a sí mismo, para no asumir responsabilidades, apostando al egoismo para evadir lo colectivo, sin pensar que lo que salga de la canilla nos afectará a todos por igual, que la deuda la pagaremos todos, que de este modo traicionamos a nuestra patria, para que una multinacional depredadora que hace aquí lo que no le permiten allá, se lleve al primer mundo las ganancias que el tercer mundo les regala. Con el agravante que no los podremos juzgar pues ellos están en su juego. Fuimos nosotros quienes los fuimos a buscar y les tendimos la alfombra roja y los exoneramos de impuestos con la instalación de zonas francas. Nuestros indios recibieron al conquistador con sus flechas afiladas, nosotros de pantalones caidos. SÓLO LA MEMORIA DE NUESTROS MÁRTIRES, ME IMPIDE DECIR QUE SIENTO VERGUENZA DE SER URUGUAYO. ...