martes, 4 de diciembre de 2018

Ni fe, ni yerba de ayer




por Hugo Bruschi

Yo creo que Enrique Santos Discépolo mereció el título de Adelantado, una suerte de Álvar Núñez Cabeza de Vaca de la literatura rioplatense. Tuvo la virtud de evidenciar las miserias de una Sociedad que ya se perfilaba, como hipócrita y corrupta. "Cuando manyés que a tu lado se prueban la ropa que vas a dejar", ya no queda mucho que esperar….

No hemos visto acaso a lo largo de nuestras existencias, gente que se vistió con plumas de otras aves? No tenemos ante nuestros ojos, personajes que se abrieron paso a codazos saltando sobre cadáveres para hacerse un lugar en el negocio? Ya nada nos asombra, "hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor". Qué podemos esperar? No hemos visto individuos que antes jugaban en el bando del crimen y hoy se convirtieron en honorables ciudadanos ocupando cargos públicos y votados por los que antes fueron sus víctimas?

Alguien dijo por ahí, que las sociedades no son víctimas sino cómplices de su propia desgracia. Y no le falta razón, pues no se pueden alcanzar resultados dignos cuando me pongo al servicio de otro. Por todo ello soy pesimista y no voy a decir a forma de consuelo, que al final del túnel aparece la luz. En este caso la luz puede ser la locomotora que te aplastará.

Luego escuchamos decir aquí y allá: YO NO LOS VOTÉ. Lo oimos en Argentina, en Francia, en Uruguay y lo oiremos en Andalucía y en Brasil cuando el pueblo hermano descubra su error que por otra parte será tarde. Pero es justo reconocer que la alternativa tanto allá como acá, no era alentadora. El hecho es que nadie votó, por lo que la elección tendría que ser declarada fraudulenta. Uno se pregunta al mismo tiempo a qué obedecen estos comportamientos, acaso a la falta de coraje civil para rechazar una y otra oferta y poner manos a la obra? Coraje civil para decirle nó a la entrega del país a manos de las multinacionales del saqueo, nó a la impunidad que envenena el alma de la Sociedad, nó a la corrupción, no a los negociados que terminamos pagando todos, etc.

Mientras las sociedades no piensen seriamente cual será su destino, estaremos condenados a observar esta obscenidad política peleándose por el reparto.