sábado, 3 de enero de 2015

El partido de todos


por Hugo Bruschi en el Año contra la Impunidad

Como si se tratara de una selección, en el Partido de Todos o en el Partido Ùnico si así le gusta, tenemos representadas todas las corrientes de opinión, lo que hace innecesario la existencia de incómodas "oposiciones", que por lo general se especializan en hacer discursos. Desde las otroras ultra-derechas hasta las otroras ultra-izquierdas, desde los que apoyaron a la dictadura y los que estuvieron en contra, desde el centro a la derecha hasta el centro a la izquierda. En fin, todo un abanico de oportunidades para que nadie quede afuera o se sienta desplazado. Patrones y empleados, empresarios y trabajadores, torturados y torturadores, punguistas del voto y proxenetas de la muerte y el dolor ajenos. Y aquí radica precisamente el éxito de este gobierno a la hora de las urnas y de las grandes decisiones. Casi por unanimidad fueron sacando de la galera, los grandes proyectos que el país necesita según su forma de ver las cosas.
Siempre existen claro está, aquellos que "discrepan" pero al final terminan votando para no poner en peligro la unidad. Se trata de una nueva forma de hacer política con buenos modales. Están pero no están, votan contra su voluntad por aquello de la disciplina partidaria o desafían al temido Comité de Conductas, para de este modo generar simpatías, entre los que como el Marcial del tango, "aún creen y esperan".
Y así tenemos ARATIRI (con un pequeño impasse), la Regasificadora, los acuerdos de defensa con los EEUU - aún no se sabe quien nos amenaza - , la presencia de las Tropas en Haití contra la voluntad de su Pueblo, a quien han declarado menor de edad, ya que no puede vivir sin vigilancia. Y también la IMPUNIDAD para los delitos de lesa humanidad, condenados en el resto del mundo, menos en el Uruguay. Y todas estas "conquistas" contaron con el apoyo incondicional del mundo político. Este grado de unidad logrado por el progresismo, cuenta con el apoyo del FMI, el Banco Mundial, los organismos de crédito, las agencias que nos ponen nota y que mostramos orgullosos, la embajada correspondiente y hasta la administración de Obama "el bueno". Qué más podemos pedir? Y en este contexto, ya son muchos los que aprovechando el período de pases, han entrado a conversar.
Ya en comentarios anteriores, adelantábamos que el Partido Colorado por ejemplo, se encuentra en situación de quiebra y seguramente tendrá que llamar a concordato. Ya fue, y su existencia aún consiguiendo un préstamo, se hace innecesaria. Sería como instalar un negocio de hielo en la Antártida. Y la prueba más elocuente de estos fracasos políticos, la encontramos en el resultado electoral y en la ausencia absoluta del papel opositor, que ese resultado le asigna. Les arrebataron las banderas y los dejaron sin argumentos. En estos últimos días se han registrado hechos muy graves, en la vida política del país. En su intento de proteger violadores y criminales y de perpetuar la Impunidad, el Ministro de Defensa del Uruguay, la ha emprendido contra todo aquél - que como el SERPAJ - reclama Verdad y Justicia. Y lo ha hecho como es su costumbre, agrediendo e insultando. En otros tiempos, esto hubiera merecido  duras críticas desde la oposición y hasta un llamado a sala, para dar cuenta de sus actos. Nada de eso ha sucedido por la sencilla razón, que en este tema como en otros, hay total acuerdo. Qué hubieran opinado Manuel Flores Mora, Alba Roballo o el mismo Zelmar Michelini de todas estas cosas? Tampoco desde filas blancas que hasta no hace mucho eran el "enemigo a derrotar", se han escuchado voces de condena. O sea que en este tema también están de acuerdo. Qué opinarían de estas cosas Héctor Gutierrez Ruiz o el mismo Wilson Ferreira Aldunate?
Y en este estado de cosas, hoy podríamos afirmar que el Uruguay, debe ser el país más fácil de gobernar. Sin oposición, con la actitud complaciente de quienes tendrían la obligación moral de plantarse frente a la infamia, que condena a sus propios compañeros a una desaparición definitiva, la Impunidad como un cáncer que está devorando el cuerpo social, se ha instalado entre nosotros y sólo la lucha de los que aún creen en una justicia sin recortes, en donde no existan crímenes buenos y crímenes malos, podrá dar marcha atrás a esta verguenza nacional.