viernes, 29 de agosto de 2014

Su seguro servidor....


por Hugo Bruschi en el Año de la Dignidad

Contrariamente a lo que mucha gente sostiene, yo creo que tendríamos que tener elecciones todos los años, sin importarnos el costo de las mismas. Las arcas estatales ya han sorteado con solvencia y madurez, algunos contratiempos, algunas "chambonadas" que le costaron millones y más millones al país. Que pueden importar entonces los costos, cuando vemos la alegría reflejada en los rostros de la gente, cuando el hombre común de la calle hasta ayer anónimo e invisible, hoy ha pasado a ser tan importante que incluso llegan hasta su propia puerta a testimoniarle su amistad?

Y yo lo pude comprobar personalmente.....Días atrás llegaron a casa 4 activistas del puerta a Puerta y entre ellos un vecino del barrio. Buen día, me dijo éste último, cómo andan sus cosas? Bueno, por ahora las voy llevando sin demasiados sobresaltos, le respondí. Más vale así, me dijo en tono amistoso. Acto seguido me informó que andaban de visita por el barrio, para discutir con los vecinos algunas ideas que fueron llegando al Comité. Mejoras en el pavimento, alumbrado público, seguridad nocturna para la gente que vuelve tarde a sus hogares, paradas de bus con techo para los días de lluvia, etc. Además me invitó a una "picada con vino" en el Comité, para recibir al diputado que vendría a escuchar a los vecinos y luego trasladar sus inquietudes a las instancias partidarias que correspondan. Antes de irse me aseguró que quedaba a las órdenes, para lo que fuese necesario. Me dejó su tarjeta personal y me aseguró que todos estábamos en el mismo bote.

Esto es asombroso pensé para mis adentros. Este hombre jamás antes me había saludado, a pesar que vivimos en la misma cuadra y ahora llega hasta mi casa para ponerse a mis órdenes......Será éste el comienzo de una nueva era marcada por la solidaridad y la fraternidad barrial, será que por fin seremos escuchados en nuestros reclamos, en nuestras aspiraciones y en nuestros derechos de ciudadanos que pagamos religiosamente la contribución, sin ver en la mayoría de los casos los resultados?

Una vez que se retiro la comitiva, le comento a mi esposa los pormenores de la visita y de como los tiempos han cambiado. Ella me mira con cara de asombro, tal vez producto de su escepticismo crónico y me dice: Vos no sabés quien es esa baraja que te visitó, porqué no dejas tus zapatitos la noche de Reyes y le pones agua y pasto a los camellos? Bueno, allí se acabó el diálogo como podrán suponer. Cómo luchar contra el pesimismo, como lograr que cierta gente apueste a la esperanza sin mirar con desconfianza y desaliento, alguna propuesta, alguna idea ? Cómo recuperar la confianza en las instituciones y en los hombres que las conducen, en los valores democráticos fundadores de la nacionalidad? Por ello creo que la mejor solución sería tener elecciones más seguido y recuperar nuevamente la comunicación entre uruguayos, creando mediante el diálogo maduro y civilizado, la fé en el porvenir.