viernes, 22 de octubre de 2021

La celeste

 

 

por Hugo Bruschi


La imaginación popular la bautizó La Celeste. Tal vez su pasión por el fútbol pues recorría todas las canchas de la Unión. Canillitas-Platense-Villa Española y justo es mencionar también, todos los tablados del populoso barrio en Carnaval.
Para despejar dudas, diremos que la Celeste era una empanada elaborada por las hábiles manos de aquel panadero artesanal, sin panadería y sin local de ventas, pero dueño de un enorme horno de barro al fondo de la vieja casona con quinta al fondo y galpón que funcionaba como despensa y elaboración de los productos, que luego recorrerían los escenarios deportivos antes mencionados. Quién podría resistirse a una Celeste en aquellas tardes de invierno, de termo y mate para aguantar el frío? Ni su propio elaborador conocía el porqué del apodo. En su enorme canasta de mimbre también exhibía otros productos como ser las roscas de chicharrones, las dulces y las saladas, pero la Celeste era la favorita de la aficción. "Déme una rosca salada y 3 Celestes. Al principio el hombre no salía de su asombro, pero en el fondo poco importa si el producto se vendía lo llamaran como quisieran. El tiempo fue pasando y la Celeste se había impuesto por goleada, incluso hasta había desplazado a otros productos ofrecidos por otros vendedores ambulantes, de las canchas y espectáculos barriales. "La tortita más sabrosa la elabora Doña Rosa" gritaba una morena vestida impecablemente de blanco que vendía tortas fritas.
Pero la gente esperaba la llegada de la Celeste y muchos competidores fueron empujados a la quiebra, eran como el carro El Chaná, arrasaba con todos los premios.
Con el correr del tiempo el misterio fue develado, el carnicero del barrio conocía el secreto y el porqué del apodo: "El hombre me encargaba 2 kilos de corazón y 2 kilos de garrón para los sábados bien temprano. El decía que eran para los gatos, pero yo siempre desconfié que eran para las empanadas y de ahí el apodo La Celeste, pura garra y corazón"
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