viernes, 8 de octubre de 2021

La palabra incumplida

 

 

por Hugo Bruschi

Hubo un tiempo en este país, en donde la palabra incumplida era una suerte de mancha, que no sólo ensuciaba a quien la faltaba, sino que se extendía a toda la familia. "Esa gente no es de confiar" se decía. "Faltó a su palabra" era una sentencia que inhabilitaba al transgresor para realizar negocio alguno.
Dice la historia,que en una oportunidad un estanciero le vendió algunas cabezas de ganado a Aparicio Saravia y en el preciso instante que el hombre dejó el ganado en los corrales de Aparicio, estalló el levantamiento armado. Al regresar a su pueblo y entre alguos tragos en el club, junto a jueces,comisarios y demás, alguien le preguntó si tenía los papeles firmados, a lo que el estanciero respondió: La palabra de Aparicio Saravia tiene fuerza de documento. Eran tiempos en que los negocios se sellaban en un apretón de manos, eran tiempos en los que los Escribanos estaban demás y camino al Seguro de Paro por falta de trabajo. Esas costumbres se daban sobre todo en el medio rural, ya en Montevideo las cosas no eran iguales.
"Prefiero dejar a mis hijos pobres pero con Patria, que ricos sin ella" dijo Aparicio Saravia. 100 años después, un grupo de mercaderes viajó a Finlandia a ofrecer las aguas y las tierras para la industria celulósica. Para ello llevaron también a un grupo de dirigentes de esos que no trabajan pero dirigen a los que se levantan a las 6.00 de la mañana, para asegurarles a la multinacional "tranquilidad para la inversión" y "paz social". En un negocio de pantalones caidos y comprometiendo nuestra soberanía, firmaron un contrato fraudulento que deberemos soportar por 50 años. El actual gobierno tuvo la oportunidad de anular ese contrato y no lo hizo pues en el fondo todos están de acuerdo.
Los finlandeses se estarán agarrando la cabeza, el contrato no menciona que la llamada "paz social" funcionaría de gobernar el FA........