martes, 18 de mayo de 2021

Gazachwitz

 

 

por Hugo Bruschi 


Cada vez se hace más evidente, que la propaganda disfrazada de información, juega un papel fundamental en los conflictos y en las guerras. Lo que no se informa no existe y lo que existe se deforma o se niega. Hablamos hoy de una guerra que no es tal, se trata de una "guerra" en donde una de las partes carece de ejército, es decir de defensa. Los misiles que envía Hamas son verdaderos cohetes de fin de año comparados con el potencial del ejército israelí. Es la desesperación de un pueblo que no se entrega y que los pelea hasta con hondas y piedras. Es la Paysandú del medio oriente. Esto no es una guerra, esto es un genocidio por donde se lo mire, un genocidio permanente silencioso y perverso que se lleva a cabo todos los días. A la privación de libertad le sigue la destrucción de los hogares, la falta de agua a que los condenan, de vacunas, de alimentos, de medicamentos. Y esa política de agresión permanente, va confinando a un pueblo en un apartheid, en un ghetto Y a cada violación de los derechos más elementales, le sigue la tanda televisiva de documentales de Hollywood, haciendo alusión a los campos de concentración nazis. Buchenwald, Bergen Belsen, Treblinca, Maydanek, Dachau, Birkenau, etc. La industria de la lágrima funciona a la perfección, para disimular los crímenes de los que ayer fueron víctimas. QUIEN SE ACORDARÁ QUE HOY EXISTE GAZACHWITZ SI LA PANTALLA NO LO MUESTRA?
Uno se pregunta para qué sirve un organismo llamado Naciones Unidas que cuestan millones de dólares por minuto a los pueblos del mundo, si un estado desconocedor del Derecho Internacional comete crímenes diarios sin que nadie intervenga, como lo hicieron con otras excusas en Yugoeslavia, Libia, Irak, etc.? Un estado que se ha convertido en forajido, al margen de la ley. Un estado que apela al derecho divino de las tierras y por tanto hay que expulsar a un pueblo. Un estado ladrón que le robó las tierras a sus antiguos dueños, con el único argumento de sus armas.
Vergüenza tendrían que sentir quienes desde su profesión de periodistas, callan o disimulan estos crímenes. Vergüenza tendrían que sentir los gobiernos que dan su apoyo a Israel en nombre de sus pueblos.
Por ello habría que juntar voluntades y gritar bien fuerte: EN MI NOMBRE NÓ!! y de paso exigirles a sus correspondientes partidos políticos, que se pronuncien..........