viernes, 7 de abril de 2017

El viejo Carmine




por Hugo Bruschi en el Año de la Organización.

Lo conocí siendo un niño. Yo jugaba con su hijo en aquella casona vieja con quinta al fondo y un taller de Yesería al costado de la casa. Allí se ganaba la vida, allí se producian los más variados objetos: Vírgenes, Santos, Tigres, Monos, Osos, etc. que luego eran pintados a pistola de los más diversos colores. Trabajos por encargo de algún negocio o para ser vendidos en las ferias vecinales. Había llegado joven al Uruguay desde la lejana Italia. Fumador incansable, siempre con el toscano entre los labios, el "Livorno" como le llamaba, tal vez recordando el pago donde nació.

Al cabo de algunos años ya jubilado, lo ví en el Comité del barrio. Pintando pasacalles, enrollando murales, preparando el engrudo. No hablaba demasiado, más bien escuchaba aquellas discusiones sobre el papel de la clase obrera. Yo había hecho alguna amistad con el viejo Carmine y creo que me guardaba simpatía, tal vez por verme ingenuo y joven. El no creía en la vía electoral, iba al Comité porque allí se sentía más joven, al verse rodeado de gente soñadora le reconfortaba. Recuerdo las tardes en el galpón compartiendo el vino casero. Aún conservo aquella imagen de damajuanas, de bollones con salsa de tomate, de longanizas colgadas, de berenjenas en escabeche. Y la quinta al fondo con aquél olor a albahaca inconfundible......tardes de charlas y aprendizaje junto al viejo Carmine. La Italia fascista, los partisanos colgando a Mussolini, los nazis invadiendo el Norte, en fin.....

Un día voy al Comité y no lo ví, al otro día tampoco. Entonces decido hablar con el hijo. Me contó que el viejo estaba enojado y no iba más. Parece que lo acusaron de pequeño-burgues propietario, parece que no encajaba en la categoria de proletario explotado en su fábrica generando plusvalía. Parece que el obrero independiente sin explotar a nadie y tal vez porque no quería tener patrones, no estaba bien visto por los muchachos de la "biblia". Resulta que el viejo había leido otros libros, tal vez Proudhon, Kropotkin, Bakunin, tal vez Malatesta, vaya a saber y les dijo que la pertenencia a una clase era cuestión de conciencia, para agregar que Marx y Engels no eran precisamente obreros. O sea que por el lado de las biblias no lo iban a acorralar, el viejo también había leido las suyas. Pero el viejo había hecho otras experiencias que iban más lejos de aquellos textos. Como Partisano en la Italia fascista, en Yugoeslavia junto a la gente de Titov y en todo lugar que su convicción anti-fascista lo requiriera. El Comité cerró porque la Dictadura proscribió toda actividad política. Yo me mudé de barrio y sólo volvía para visitar a mis padres. Un día camino a mi vieja casa me encuentro con el hijo y me dice que el viejo Carmine murió luego de una larga enfermedad. Me contó que el padre me recordaba con cariño y que le encargó algo para mí. Esperame que ya vuelvo me dijo y corrió hasta la casa. Vuelve con 2 fotos ya pálidas por el paso de los años pero que aún hablaban. La primera mostraba un puente y un tren carguero. La segunda el mismo puente destruido. Fue el único tesoro que el viejo se trajo de su Tierra, el único testimonio de su pasado combatiente. Aquel tren cargado de armas y víveres para el enemigo, jamás volvería a pasar. EL VIEJO PEQUEÑO-BURGUÉS HABÍA VOLADO EL PUENTE............