miércoles, 9 de septiembre de 2015

Las miserias del alma


por Hugo Bruschi en el Año contra la Impunidad

En estos días ha cobrado notoriedad, un drama que lleva ya muchos años de existencia. La causa de tal descubrimiento? La foto de un pequeño, de esa vida inocente truncada cuando aún no llegaba a conocer el mundo en que vivimos. La foto recorrió el mundo y por un instante quisimos creer que esa vida perdida, no habría sido en vano pues despertaría sentimientos solidarios a nivel mundial, para con estas víctimas  de un juego macabro, de un gran negocio que tiene sus locales bien lejos, de las bombas que obligan a la gente a huir de sus hogares y de sus paises. Y esa solidaridad se puso de manifiesto en algunos paises europeos que abren sus puertas a los desterrados.
Pero fundamentalmente una solidaridad que crece día a día entre los habitantes de dichos paises, siempres dispuestos a ayudar a quienes más lo necesitan. Hemos visto como alemanes, austríacos, suecos, etc. han llegado hasta ellos con sus donaciones, con sus aportes individuales para aliviar por un instante, las necesidades más urgentes. Estas actitudes reconfortan y nos hacen creer que aún quedan aquellos que no permanecen indiferentes ante la injusticia. La foto del niño fue demasiado, como lo son también las escasas fotos que la prensa nos muestra, de los niños palestinos asesinados por las bombas israelíes, calcinados con fósforo blanco, aplastados entre los escombros de los que hasta hace unos minutos fueran sus casas, despreciados y humillados en su propia Tierra. Son miles los niños que han perdido sus vidas a manos de quienes en nombre de un mandato divino, les niegan el derecho a la existencia en su propia Tierra. Esas fotos circulan poco porque allí el culpable de estos crímenes de guerra, es el estado de Israel. En cambio la foto de este otro inocente, carece de responsables. Hasta llegaron a decir en la prensa, que se trata de gente que busca hacerse rica en Europa. Si así fuera, después de todo tienen el mismo derecho que los europeos esgrimieron para hacerse ricos en sus Tierras.
También hemos visto fotos de grupos xenófobos húngaros, que junto a la policía los apalea y los persigue como si fueran criminales. Entre esas fotos, se destaca una reportera húngara que hacía zancadillas a padres y madres con hijos en sus brazos, para facilitarle el trabajo a la policía. Como se puede llegar a estos actos de barbarie humana, de pérdida de valores? A esto y mucho más se puede llegar, cuando nos hemos perdido el respeto a nosotros mismos. Los que viven humillados y no tienen el coraje para rebelarse, siempre encuentran consuelo atacando a los más débiles. Alguien dijo una vez, que de tanto escuchar la voz del opresor, terminaríamos odiando al oprimido. Y no le faltaba razón.
Y en este panorama triste y desolador, no podemos menos que hacer referencia a lo que acontece en el Uruguay con algunas familias sirias, que han llegado al país en busca de un refugio, lejos de aquél infierno. Infierno que si bien antes nunca fue un Paraiso, tenía la virtud de la tolerancia hacia cualquier tipo de religión, en donde las mujeres - contrariamente a lo que sucede en algunos paises del Golfo- tenían todos sus derechos consagrados. Pero ese país cuenta con recursos naturales que despertaron la voracidad extranjera para hacerse de ellos. No pudieron ahogarlos con préstamos que endeudarían al país, pues jamás contrajeron deuda con el FMI y ese es un pecado capital. A partir de entonces, Siria tendría que entregarles sus recursos o resultar destruída. Y esas familias que llegaron hasta el Uruguay, seguramente alentadas por el discurso del cantinflas oriental en busca de méritos al Nóbel, vieron como sus casas eran destruidas y sus negocios de tenerlos, saqueados. Sus vidas y las de sus hijos corrían peligro y había que partir, sí o sí. Esto es muy difícil de entender, entre quienes por suerte jamás tuvieron necesidad de abandonar su tierra para salvar su vida o su Libertad. Hoy esas pocas familias, acampan en la Plaza Independencia frente a la sede gubernamental en busca de apoyo para abandonar el país y viajar a El Líbano. Pero esas pocas familias, contrariamente a lo que sucede en algunos paises europeos, no cuentan con la solidaridad del Pueblo uruguayo, salvo -quisiéramos pensar - honrosas excepciones. Y porqué quieren irse? Entre otras cosas porque Uruguay no está capacitado para recibir a un refugiado, sobretodo teniendo en cuenta que llegan a un país en donde se habla otro idioma, en donde se vive de otro modo con una cultura totalmente distinta a la que dejaron. Pero fundamentalmente, a un país cuyo Pueblo ha sido ganado por la indiferencia y la falta de solidaridad producto del egoísmo aprendido en estos modelos capitalistas. "Hacé la tuya y cagate en el resto" o "hacé la tuya sin hacer olas y si podés mirá para el costado". Cualquier ayuda estatal a estas familias, será considerado un "privilegio" del que "nosotros no gozamos" parece ser el razonamiento. "Que se vayan" se puede leer en las redes sociales, cuando estas familias dicen que no ven un porvenir para sus hijos, que el país es caro y los sueldos de hambre. Y esto fue demasiado para los sectores de la impotencia transformada en odio, al ser enfrentados a una realidad que intentan ocultar. El uruguayo ha asociado el refugio con la pobreza extrema y desde esa óptica entienden que también se puede vivir en el Cantegril......bueno después de todo allí no caen bombas. No pasa por sus cabezas que muchas de esas familias, venían de otro nivel de vida, muchas veces superior al que nosotros consideramos y aceptamos como normal. Yo sé que en el fondo sabemos que se trata de una máscara, que disimula nuestras debilidades para no asumir responsabilidades y jugarnos a algo más. Ese algo que yo llamaría DIGNIDAD, RESPETO POR NOSOTROS MISMOS Y POR LOS QUE VENDRÁN.
Supongamos hipotéticamente que una Embajada de algún país que bien podría ser EEUU, CANADA, AUSTRALIA, NUEVA ZELANDA, SUECIA, ETC. publicara un aviso ofreciendo radicación, trabajo, una casa digna donde vivir, salud asegurada en verdaderos hospitales y no en cuevas de ratas, escuelas dignas para sus hijos y no locales con peligro de derrumbe o letrinas tapadas por la mierda. Cuántos uruguayos cree Ud. Amigo de La Vidriera quedarían en el país? Seguramente los ministros y diputados, los ediles se las toman. Apagá y vamos sería la consigna. De ese modo quedaría de manifiesto la doble moral que critica al que se fue. "Aquí tenían trabajo y techo, yo no se que fueron a buscar por ahí" O "yo conozco algunos que andan lavando platos por ahí, pero aquí no querían trabajar".
Y esa mentalidad surgida de la frustración y la impotencia, los lleva a juzgar cualquier situación. Una mujer escribió algo en Facebook, que no sabemos si por efecto de alguna droga o simplemente como consecuencia del odio que lleva adentro, que nos lleva a preguntarnos que ha pasado en el Uruguay? Esta mujer comentó la foto del niño muerto en la playa preguntándose porqué huían. "Tenía pantalones nuevos y zapatos de marca".  Les confieso que esto fue demasiado para mí y sólo las miserias del alma pueden llevar a la gente a estos comentarios. Del mismo modo que las bandas húngaras junto a la policía apalea a los que buscan un refugio. Confiemos que el odio de esta mujer y otros odios escondidos, no decidan atacar a las familias sirias acampadas en la Pza. Independencia.