viernes, 23 de agosto de 2019

S.O.S.




por Hugo Bruschi

El pulmón del mundo está en llamas y ya lleva 18 días ardiendo al momento de escribir estas reflexiones. San Pablo ya respira humo y cenizas, mientras un demente al frente del país más rico del mundo, se somete a los dictados del FMI, del Banco Mundial y de los prestamistas. Ellos deciden que se debe plantar, que se debe producir para satisfacer las necesidades del llamado primer mundo. Para dar satisfacción a la inversión, forma eufemística de llamarle al neo-colonialismo. Y América del Sur es el continente elegido, harán con él lo que hicieron con África, un continente casi desértico en algunas zonas y fomentando una emigración desesperada de sus habitantes, que a su vez son rechazados por los mismos que causaron estos desastres. Los empresarios agrícolas de Brasil y principal apoyo de Bolsonaro, han quemado grandes extensiones de la Amazonia, para plantar soja seguramente o algún otro producto de exportación. Y mientras tanto comenzarán a surgir enfermedades en las vias respiratorias y en la piel de los ciudadanos, al tiempo que aumentará sus ganancias la industria del medicamento. La gente o mejor dicho, la vida de la gente es un negocio, la flora y la fauna destruidas tampoco importan demasiado, la ganancia está por encima de estas cuestiones menores. Y mientras este desastre ambiental amenaza nuestras vidas saludables, los medios en su gran mayoría a escala planetaria, permanecen callados e indiferentes. Así permanecieron durante los primeros 10 días, hasta que no pudieron ya ocultarlo.

Pero claro, la Amazonia no era Notre Dame. Pero cuidado, porque esas masas que concurren a orar por nuestra señora, tal vez mañana tengan que orar por la salud de sus hijos, nietos o la de ellos mismos. Y mucho menos mencionaron, que el Gobierno de Bolivia contrató 2 de los más grandes aviones-tanques para combatir el fuego, al tiempo que Bolsonaro dice no tener recursos para la ocasión. Y esto es un acto criminal porque se trata de un bien de todos, del derecho de la humanidad de contar con este pulmón que purifica el aire contaminado, devolviéndolo a la atmósfera en estado puro. Cómo puede ser entonces, que un bien tan preciado y elemental para la vida, no cuente con los recursos necesarios en caso de verse amenazado por un incendio?

Esto tendría que ser también, un llamado de alerta a paises que como Uruguay, han entregado sus recursos naturales como lo es el agua, a manos de depredadores que la contaminarán. Los pueblos tendrán que elegir entre respirar cenizas y humo o respirar aire puro, entre beber agua cargada de elementos tóxicos y cancerígenos o de beber agua saludable.

Los pocos locos sueltos que denunciamos estas cosas, muy poco podremos hacer y se reirán de nosotros. Sólo el pueblo decidirá que país quiere para sus hijos o nietos. La cosa es bien sencilla…….