lunes, 19 de octubre de 2015

El colapso moral

por Hugo Bruschi en el Año contra la Impunidad

Hay situaciones en la vida de los seres humanos, en donde la desesperación y la pérdida de valores se dan la mano. Pareciera que ciertas circunstancias justificarían algunos comportamientos, que de otro modo serían reprobables. Y en tal sentido reaccionamos como si tuviéramos derecho a hacerlo, como si tuviéramos la razón de nuestra parte y por tanto todo es válido.
En estos últimos tiempos, venimos notando un clima hostíl hacia los maestros que ha alcanzado proporciones alarmantes, pues lejos de considerarlo alguna reacción aislada, alguna discusión salida de tono, alguna discrepancia con los métodos de enseñanza, etc. se ha convertido casi en una modalidad: LA AGRESIÓN FÍSICA.

La Vidriera se ha ocupado en otras oportunidades de este tema e incluso hemos advertido, que estas conductas agresivas lejos de amortiguarse, van en ascenso. Todos los días se registran hechos de esta naturaleza, algunos denunciados y otros nó. Maestros que prefieren esconder los rastros de la agresión, inventando cualquier cosa para no tener que denunciar al padre o madre del alumno. Otros tal vez intimidados se refugian en su verguenza y también los hay, quienes deciden abandonar la enseñanza y dedicarse a otras actividades menos riesgosas.
También La Vidriera analizó las causas hace algún tiempo atrás y entre ellas está la prédica oficial, las acusaciones de Mujica y su mujer. Pero no son las únicas, aunque si repudiables procediendo de gente llamada de "izquierda", sí irresponsable tratándose de gobernantes intentando enfrentar a la población con los maestros. Cuando una Sociedad ha llegado a admitir estos hechos y estas prédicas como normales, podemos afirmar que estamos ante el colapso moral de la misma. Colapso que no es de izquierda ni de derecha, sino un tumor que se carcome a la Sociedad sin que ella lo perciba. Y que cuando quiera reaccionar será tarde.

Como si no fuera suficiente contar con policías que apalean estudiantes y obreros, que también reclaman para que sus hijos tengan una enseñanza digna y no sólo para quienes puedan pagarla; como si fuera poco contar con fuerzas represivas, soldados que en un pasado no muy lejano torturaban y mataban luchadores sociales,que también luchaban por ellos, para que no tuvieran que matar hermanos defendiendo las riquezas de banqueros e industriales, hoy tenemos también un nuevo flagelo que amenaza con extenderse como una forma de descargar una violencia mal entendida, alimentando el odio entre los pobres: PADRES CASTIGANDO MAESTROS.

Días pasados le tocó a una maestra de Durazno, cacheteada y amenazada de muerte. Es indudable pues, que algo anda mal en la Sociedad, cuando hemos llegado a estos extremos. En que situación desesperada se encuentran esas familias, que ven en los maestros sus enemigos a castigar? No faltarán seguro está, quienes nos digan: "Pará la mano loco, no todos somos iguales, ni todos castigamos a los maestros". Bueno, nos alegramos que así sea...pero no son esas minorías agresivas quienes nos preocupan, sino esas mayorias pasivas y complacientes que miran indiferentes y no intervienen. No nos preocupan tanto los violentos, sino los que le festejan a algunos gobernantes sus insultos y sus ataques a los maestros, sin decirle a esos señores porqué no la emprenden contra los dueños del Uruguay, a los que ellos sirven con los pantalones caidos, alegres de seguir comiendo las sobras que caen de la mesa bien servida. De esa mesa donde están los recursos que le faltan a la enseñanza, a la salud y tal vez también, a esas familias que en su ignorancia identifican a los maestros como sus enemigos a combatir.

Para poder dominar a una Sociedad, primero es menester quebrarla moralmente. Que es sino el grito desesperado de miles de jóvenes pidiendo droga? No tendría que llamarnos la atención, esas juventudes que intentan refugiarse en un adormecedor, para no tener que enfrentar su triste realidad, su miserable existencia, de víctima inconsciente de un sistema que necesita idiotas para funcionar mejor?

Creemos que ha llegado el momento de juntar voluntades que se indignen, que le hagan saber a los dueños del negocio que este no es el Uruguay que queremos para nuestros hijos y nietos. Que cuando se castiga a un maestro o cuando los niños pobres sueñan con llegar a narcotraficantes, estamos tocando el fondo y ha llegado el momento de decir BASTA!!! Nuestro destino como país, dependerá de lo que hagamos hoy o nó, en el presente y en el futuro.